estaban sentadas las dos, una a cada extremo del escenario, iluminadas por las pequeñas luces laterales que dejaban ver claramente la blancura de sus pieles, la belleza de sus rostros, las celestiales miradas. cabellos cortos, oscuros, breves vestiduras, pies descalzos, manos desnudas, perfectas… conversé con una de ellas momentos antes de iniciar la pieza. reímos, nos despedimos con un beso en la mejilla y me alejé, acercándome a la otra. me senté a su espalda, le susurré algo al oído y me respondió con una sonrisa enloquecedoramente dulce. comenzó la música, la percusión maravillosa que rompió con el silencio del teatro y de mis emociones. apenas tres golpes y ella abrió su boca para dejar fluir esa voz de diosa que derribó en un instante el mundo que existía alrededor. sonreía mientras cantaba. me miraba mientras lo hacía. extendí mi mano, la tomó y me acercó a su lado. acercaba su rostro al mío, sus yemas tocaban mi cuerpo, mis brazos, mi rostro. me cantaba. danzaba en su lugar, sin levantarse. sus brazos envolvían al aire, lo manejaban, lo revolvían. su talle, sus manos, sus labios, se movían suave e intensamente, como si flotaran, como si estuviéramos sumergidas en el mar. yo no cabía en mi sonrisa ni en mi cuerpo, no sabía qué hacer con él. era un estorbo sublime. deseaba ser sonido para aferrarme a su garganta, para vivir por siempre en ella. entraba la segunda voz y a lo lejos alcanzaba a vislumbrarla apenas, sumergida yo en la belleza del instante de estar junto a la diosa. la diosa que me cantaba en medio de las flores. el dueto se completaba pero no sabía yo si se completaba entre ellas o ella lo completaba conmigo. yo no existía, no sabía de mi existencia. sólo escuchaba y veía. la escuchaba y la veía. esa voz, esos ojos dulcísimos, celestiales, divinos, me transportaban al olimpo, y ella me seguía cantando. comenzaba yo a perder el sentido en medio de tanta belleza cuando alguien empezó a cantar horriblemente que tu lugar es intocable y no sé qué tantas mamadas más. se reconstruyó nuevamente el triste mundo real y aventé el despertador al suelo. traté de soñar de nuevo intentando alcanzarla, pero la pieza había sido terminada, el escenario se había levantado y ella no estaba más. ella, la diosa, se había ido. creo que para siempre.
2 comentarios:
aaaay, ya pues.
desde hace rato lo leí y sí, me dio toda la envidia del mundo de que tuvieras el dueto de las flores en tu sueño, nomas que no había escrito nada por no andar de berrinchuda. yo quiero soñar algo así :(
de hecho anoche tuve un muy buen sueño, y cuando sonó el despertador de de las 5:50 no me desperté por quererlo recuperar, pero por supuesto que ya lo había perdido para siempre. ya que me desperté a las 7 me dio coraje, pero ahora que lo comparo con el tuyo creo que no fue tan bueno después de todo
a mi me paso algo igual pero fue un amigo el que me desperto (era un suenio medio raro) pero a mi amigo le deje de hablar por 2 dias... creo que no lo hizo a drede pero...
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