jueves, julio 05, 2007

el dengue merengue y chachachá!!!

qué poco estoy observando últimamente. me he enajenado en el sonido estéreo del carro, en el aire acondicionado y en el acelerador. hace tiempo escribí un cuento acerca del antídoto que significa andar en camión para la rehumanización. creo que lo necesito pero es que hace demasiado calor. la verdad, es la primera vez que tengo carro con aire y estéreo shilo y apenas hace unos días decidí consentirme y encenderle la refri a todas horas y no nada más cuando fuera estrictamente necesario. pero me estoy dando cuenta de que estoy perdiendo detalle de las cosas, ya no estoy siendo conciente de los cambios diarios en la ciudad, ya no he observado a la gente que anda por las banquetas o en los semáforos. aunque también resulta que me he estado enfermando un poco y cuando ando en el carro ando como zombie, como autómata que va directo de un lugar a otro, con la cabeza a punto de estallar y la presión por los suelos, por lo que no ha sido mi intención directa no poder retener la mirada ni la atención en algo específico.

ahora fui a tomarle fotos a unas bardas de unos fraccionamientos cerca de mi casa, unos límites junto a un dren, y ¡¡¡habráse visto!!! he pasado durante años por ese lugar y he sido tan inconciente de que esos montones de tierra eran los márgenes del dren que, ahora que los observé gracias a mi trabajo, me avergoncé de mi desinterés anterior. yo, que tanto alardeo de los beneficios de la observación, del urbanismo vivido con todos los sentidos, del urbanismo colectivo y humano, de la negligencia de los ciudadanos en la indiferencia hacia su entorno, yo mera, no había observado un dren junto al que paso a diario desde hace más de dos años.

y estoy segura de que eso no es nada. debe haber muchas cosas allí afuera que en los últimos días han cambiado y yo ni en cuenta. pero es que este clima me ha aletargado los sentidos. ahora lo siento más fuerte que antes y, claro, debe ser la edad. ahora mismo mi cabeza está un poco adolorida y mareada, mis ojos ya no pueden fijarse más en el monitor y mi espalda truena de cansancio. y ¿qué hice hoy? tuve un recorrido frustrado en un fraccionamiento y anduve mucho en la calle de una oficina a otra solamente. pero no fue en realidad tan pesado como el jueves pasado, por ejemplo, que hice un recorrido de cuatro horas caminando bajo el sol y revisando cada centímetro cuadrado de calles y banquetas, incluyendo letreros y cuanta cosa estuviera instalada o pintada sobre las vías públicas. creo que desde ese día perdí contacto con el mundo porque creo que desde ese día comencé a medio enfermarme, con dolorcillos molestos de garganta, ojos adoloridos, cabeza mareada, espalda fregada y presión a rastras. recordé esa fea canción de la secretaría de salud: ¡¡¡el dengue, el dengue, aguas con el dengue!!!

lo malo es que este trabajo me fascina. lo bueno es que ya estoy tomando vitaminas y me compré otro sombrero para andar en la calle y, si todo sale bien, dentro de unos días podré volver a observar y tranquilizar mi alborotada conciencia social-urbanística. y quien quite, si el clima mejora uno de estos días, me subiré al camión para rehumanizar ésta mi humanidad derretida.

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