crónica de un renacimiento sorpresivo

sábado temprano. tomé de raite el camino a tijuana y llegué dos horas después al sitio indicado, supuestamente. esperé una hora y media y decidí buscar otra opción. finalmente recibí una llamada de desesperación y encontré la forma de llegar al sitio, ahora sí, indicado. mariana es bastante desesperada e intolerante, pero me esperó y, mejor aún, me llamó para buscarme. después de varios meses sin vernos, fué bastante agradable reconocer que las cosas pasan y todo lo superamos. un ambiente tenso se sentía al principio, pero después relajamos las pupilas, los sonidos, las palabras, y el ambiente se tornó agradable. fue mi iniciación en el tequila, y mientras karen me preparaba bebidas de tequila con squirt, yo me las tomaba como agua y mi capacidad de adaptación fluyó. bebimos, bailamos, reímos, cantamos y convivimos hasta el amanecer. después me preguntó karen si valía la pena pagar un boleto de 200 pesos y viajar casi tres horas por ir a ponerme una peda con ellas. en el camino de regreso estuve pensando sobre el asunto... no pagué 200 pesos por una peda, no gasté tiempo perdido, no fuí de oquis a visitar a mariana. el viaje, el gasto, la peda, son pretextos a veces, circunstancias algunas otras, hechos que sólo conformaron el contexto de una situación de renacimiento que me agradó bastante experimentar. el recuperar a las personas en lo que valen. no sé qué tanto recuperé yo de esa persona, pero de mí misma recuperé algo mucho más importante y ahora me valoro aún más, porque sé de lo que soy capaz. eso es más importante que cualquier cosa.