espadas de ojos estrelladas justamente
en el instante exacto y temeroso
mis deseos nacían ya amordazados
por un destino trazado y destructivo
y fue una ansiedad castrante y verdadera
la que se plantó ante mí deseosa
ignorando que juntas no estaremos
hasta que saturemos de furia las arterias
hasta que tengamos el valor y tumbemos
los muros que se yerguen a nuestros lados
en el instante exacto y temeroso
mis deseos nacían ya amordazados
por un destino trazado y destructivo
y fue una ansiedad castrante y verdadera
la que se plantó ante mí deseosa
ignorando que juntas no estaremos
hasta que saturemos de furia las arterias
hasta que tengamos el valor y tumbemos
los muros que se yerguen a nuestros lados
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