miércoles, junio 14, 2006

i cannot sleep before midnight

no hay mucho qué decir. o por el contrario, las palabras faltan. hay ocasiones en que uno confía en la gente, no sabe uno porqué pero la confianza se percibe, hay algo en el aire que dice que las cosas estarán bien y saldrá el plan a la perfección. y nada, que resulta que todo es un fiasco. a esto le llamo yo trampa del destino. se supone que tenemos un sexto sentido que nos hace saber, sin explicación alguna, cuando alguien no es honesto y puede entorpecer nuestro camino, pero no podemos negar que nos hemos encontrado con gente que resulta ser fraudulenta y sin principios y no percibimos, al conocerla, nada más que cierta afinidad o, incluso, simpatía, o talvez nada, pero algo nos dice "adelante, sigue por aquí" y nosotros, simples criaturas que se deben al destino, allí vamos. y el resultado es que, efectivamente como jamás lo imaginamos, de pronto estamos siendo extorsionados, abusados, hostigados y un sin fin de cosas que nos hacen ver que nos equivocamos. la pregunta es: ¿porqué el destino me trajo aquí y mi percepción no me ayudó a ver lo que pasaría?, ¿qué pasó con mi intuición, con mi sexto sentido, con esa idea vaga y tranquilizante de que todo estaría bien?, ¿porqué me desvié del destino?

la respuesta es simple: el destino era eso mismo. percibimos una cosa para caer precisamente en ese abismo de corrupta tiranía, para ser engañados, timados, burlados y sentirnos decepcionados del mundo entero. la idea del destino era, a mi parecer, desde el principio, hacernos cuerudos, llevarnos al tope con ese tipo de gente para conocer la naturaleza humana, lo vil que puede ser, lo amenzantes que somos todos, porque también cuando esto nos sucede podemos sacar las garras y hacer aquello que jamás creímos necesario y que nunca ni siquiera imaginamos. el plan desconocido por nosotros era madurar y saber que no todo es miel sobre hojuelas y que no siempre el trabajar arduamente, el apasionarnos en lo que hacemos, el equivocarnos y tratar de mejorar y alejarnos de los errores y luchar por evitarlos y hacer las cosas bien, nos lleva por buen camino y nos trae buenos resultados. también debemos aprender. eso nos hace crecer. era el mismo destino el que nos engañaba poniéndonos buenos ojos para los demás, para que en un futuro nos desengañáramos y creciéramos.

no sabía qué tanto me hacía falta, ahora creo que bastante. lo corrioso se percibe, ahora lo sé. lo cuerudo se queda, las experiencias aportan. y no me siento defraudada ni por mi destino ni por mis acciones, tan sólo por la gente que vilmente utiliza y engaña. y no niego que yo lo haya hecho, alguna vez y a distinta escala, y me responsabilizo de mis acciones, mi mejilla está puesta, pero sólo una.

sentirse decepcionado de la humanidad es cegador, no puede visualizarse nada. pero poco a poco uno va volviendo a la normalidad y enjuiciando más objetivamente. uno aprende. uno crece. y, sobre todo, uno percibe la vida, las ideas, a las personas, de otra manera. llega la malicia, se deja de ser niño, se madura. uno se contamina.

2 comentarios:

Miguel Lozano dijo...

Pues ni modo, la gente es un asco. Me conformo con no ser tan asqueroso yo mismo.

Atte.
BadBit

joe dijo...

jeje, es un buen antídoto personal, al menos no traicionarse a sí mismo.