miércoles, abril 25, 2007

suelo equivocar el camino buscando. vislumbro a distancia el rostro armonioso de la belleza y me pierdo en laberintos recreados, intermedios. inventados. cariñosamente, tu mirada me suaviza el contexto y derribo las murallas, liberando el camino, abriendo percepciones. doy un paso y otro más, tres, cinco, veinte pasos, y me siento seguro. se va aclarando el rostro. la belleza se va detallando. a punto de tocar con las yemas esa armonía de imperfección y equilibrio humano, me volatizo. mis dedos son los últimos en desaparecer. las uñas, las yemas. existo, sin embargo, pero una impotencia se apodera de mi conciencia. no puedo tocar, no puedo ver ni hablar. no respiro. pero existo. me siento, sigo sintiendo y pensando. si pienso, existo. si existo, pienso. pero se me antoja, envuelta en un miedo profundo, que talvez ya no exista y no piense, que talvez sólo creo que pienso y se niega el cogito, ergo sum, pues para existir al pensar primero debo existir para lograr pensar y ser conciente de que, por pensar sé que existo. porque no existo. entonces ¿cómo pienso? pienso sin existir. o talvez sólo existo pero tan no pienso que no logro visualizarme. eso me parece tan vacío. una existencia sin pensamiento. y decido no pelear más por una existencia vacía. o pensar sin existencia, pero jamás existir sin pensamiento. y, disertando sobre la vida y la no vida, porque no hay muerte presente en la falta de vida, tan sólo en la vida en sí misma, destella ante mí una luminosa realidad que al momento se oscurece, permaneciendo en tinieblas. siento piel, siento cuerpo, siento músculos, carne y sangre, siento calor interno, siento vida física. pienso vida física. abro los ojos que no sabía que estaban cerrados. estoy frente al rostro, tan cerca que no alcanzo a verlo completo. tan cerca que puedo besarlo. pero no me muevo, estoy tan asustado. bajo los párpados, insoportable belleza. respira, lo siento, y siento que respiro también. me rodea su calor. me muerde su humedad. me vacía su beso. me delata los miedos. me sacude. y no hay nada. abro los ojos y nada. camino y topo con una presencia. soy yo mismo, es mi imagen. me reflejo y me observo. allí está. en mi rostro, ha entrado en mi sangre, está en mis ojos. lo veo. rostro de armonía imperfecta y equilibrio humano. se pierde en mí. me pierdo allí. lo siento dentro. no sé si existo o he dejado de hacerlo, si pienso, si he olvidado la razón o me ha abandonado la conciencia. no importa. no me importa nada. ahora preciso sumergirme en esta armonía imperfecta pero imperfectible. interminable. me dejo llevar. me vacío. soy nada, así. tan libre.

No hay comentarios.: