jueves, abril 12, 2007

de finanzas y cosas peores

dejan de ser importantes las finanzas cuando sucumben a las emociones. a mí me lo dijeron, hace más de una docena de años me dijeron que yo tendría siempre preocupaciones por deudas, que siempre estaría endeudada. normalmente no me importa mucho eso, hasta que topo de frente con la responsabilidad de pagar una fuerte cantidad de dinero o aumentar la deuda multiplicando los intereses. eso me asusta. sé concientemente que el dinero va y viene, que pasa y que estas preocupaciones no merecen la pena, pero inconcientemente mi estómago se revuelve y el humor se oscurece. casi nunca me preocupo por estas cosas, casi nunca pienso en cuánto debo, qué tanto no he ahorrado, cuánto me falta por pagar, por cumplir. si tengo dinero en la bolsa, vénganos tu reino, no faltan las comidas, las cenas, los cines, los gustitos, qué más da??? si para eso vive uno, para disfrutar. la cosa es que después hay que pagar por esos disfrutes. la maldición de la gula, la vanidad, la envidia. esas son las plagas actuales. no me importa mucho estar pagando, pero a veces se me va la mano y tengo que pagar más de lo previsto. porque una tarjeta de crédito en mi mano es peligrosa. porque un dinero extra no vive para ser extra en mi cartera. porque hace algunos años conocí lo que era el ahorro, pero entonces mis únicas preocupaciones económicas eran ayudar a pagar el teléfono en casa y ponerle gasolina a mi carro. así, ahorré durante un año y me di unas merecidas vacaciones de dos semanas en donde gasté a lo bestia y me paseé también a lo bestia, pero con dinero de mis ahorros. un año más de ahorros y viajé nuevamente dos semanas, derrochando, cenando en los mejores restaurantes, recorriendo pueblos, comprando recuerdos al por mayor. y después se acabó. la avaricia de un nuevo carro, la búsqueda de la independencia, la emancipación familiar, la rebeldía de no pedir ayuda pero tampoco detenerme en mis obsesiones. y comenzó la tormenta. como toda tormenta, con viento ligero, con mareas poco a poco altas. sin más preocupaciones que ayudar en la casa familiar, me trasladé al lado oscuro de la vida adulta y las responsabilidades se multiplicaron. ahora era la renta, la gasolina, la luz, el agua, el teléfono, la comida, el aire acondicionado, los detalles de la casa, los detalles del carro, la salida el fin de semana, porque de qué sirve vivir sola si no se puede salir de parranda toda la noche??? y eso estaba bien, todavía bastante bien. pero nuevamente la avaricia. entre más tiene uno, más desea. carro nuevo, más crédito. y las cosas se complican lentamente, tan lentamente que uno ni cuenta se da hasta que la alerta irrumpe con un grito desmesurado la tranquilidad de tanto gozo. y pienso, en qué chingados gasto tanto??? gano bien, bastante bien de hecho, no hay queja por ese lado, pero me he acostumbrado a vivir de cierta manera. por más que intento no gastar más de 300 pesos en el mercado, no concibo cambiar mi crema st ives o jhonson & jhonson por una hinds, que cuesta menos de la mitad. no puedo dejar de usar el javón dove, por cuyo precio compro dos zest o cuatro escudo o rosavenus, porque mi piel se lastima y me salen ronchas (es de verdad). no puedo comprar jamón de cerdo fud, tiene que ser jamón de pavo bifidus parma bio, el más caro, porque es el único que no me cae mal. no es suficiente una lata de valvita, debo comprar un frasco de prego y dos cartones de salsa de tomate condimentado del monte. no he podido evitarlo. y mínimo una cosa para la casa se viene conmigo en cada visita al mercado, un mantel, un espejo, una maceta, vasos, bandejas, en fin. soy un caso de incontinencia muy grave. conozco a alguien que dice que soy muy débil ante las tentaciones. yo digo que es verdad en muchos casos, por ejemplo no he comido chocolate desde hace muchos días (lo cual es mi vicio más grande) porque sé que me hace daño. pero mi piel me duele si uso crema hinds o si me baño con jabón sin crema humectante. salgo cara. me salgo cara. pero estando en una situación grave, creo que debo corromper mis ideales y reducir mis gastos, cambiar de marcas y limitar mis presupuestos. por lo pronto pagar, pagar para dormir tranquila y hacer desaparecer este dolor de estómago que ya no me está dejando escr

1 comentario:

Miguel Lozano dijo...

Chin, ¿pues qué te diré? Yo a huevo tengo que comprarme de las cosas más baras porque mi sueldo cebolla (lo veo y me hace llorar, chiste viejo) no me permite decir "es un pequeño lujo pero lo valgo". Pero es verdad, económicamente tenemos una de las propiedades de los gases: Nos expandiremos hasta ocupar todo el espacio posible.

Atte.
BadBit