hace algún tiempo cierta persona, en tono de coraje por sus propias frustraciones, le dijo a mi pareja: “ya sal del clóset, aunque todos lo sepamos”. nos reímos con el comentario y surgió la pregunta: qué significa salir del clóset? la risa fue en aumento al pensar que talvez para esa persona salir del clóset significaba decírselo personalmente aunque “todos lo supieran”. de la risa pasó a la indiferencia y amén.
han pasado ciertas cosas últimamente que me han puesto a pensar de nuevo en el tema. qué significa, de verdad, salir del clóset? en qué momento se sale del clóset? cuándo dejas de salir del clóset para convertirte en exhibicionista? desde cuándo y porqué es necesario avisar, contar, dejar testimonio y decirle al mundo lo que eres para que se considere que has salido del clóset? en dónde está el límite entre respetarse y aceptarse uno mismo y esperar que lo hagan los demás? es que acaso salir del clóset es salir vestido de lo que no se es pero que todos creen que eres? o de lo que eres pero que no te atreves a ser? o exhibirte ante un mundo indiferente para ser juzgado, apoyado o ignorado? cuál es la necesidad de hacerlo?
tengo mis propias ideas, muy personales y sé que no muy compartidas, por eso muy mías. yo considero que salí del clóset en dos momentos: cuando me acepté a mi misma, que fue en soledad y tras un largo período de autoreconocimiento, y cuando se lo dije a mi familia (papás-hermana). decir que me acepté no significa que anduve con alguien y me di cuenta, que me enamoré perdidamente ni mucho menos que dije: “sí, soy gay, hip hip hurra, qué padre, me acepto”. no fue por enamorarme, no fue gracias a nadie, no fue así de sencillo. fue un proceso de reconocimiento que tuvo grandes momentos de soledad y que en uno de ellos explotó la verdad. fue percibir sensaciones y atormentarme, experimentar y retroceder, negarme, intentar y reintentar, llorar, gritar, escuchar verdades, leer verdades, decir mentiras, descubrir sentimientos, develar prejuicios, revivir pasados, atar cabos, reconstruir mi vida bajo la nueva luz descubierta y decir “con razón…”. decírselo a mi familia no fue por hacer pública mi verdad, fue porque fui criada en un ambiente si no muy comunicativo, sí honesto y moralista, bajo una educación de vida recta y con principios, muchos de los cuales rechacé por considerarlos más que principios, ideas o hábitos muy personales de mis padres, pero muchos otros atajándolos hasta el punto de no poder mentir, porque al llegar al momento de decir que no ha llegado el indicado pero que ya llegará a la pregunta de “porqué no tienes novio, hija?” es mentir.
y qué más? hasta allí, justo en esos dos momentos, salí del clóset. el contarles a mis amigos más allegados no fungía como una publicación en busca de aceptación, más bien era un compartir tantos descubrimientos y logros con ellos. el sentir la confianza de contar mis penas y mis ilusiones con nombres verdaderos y no inventados.
entonces yo opino que salir del clóset no es ir a decirle a medio mundo lo que eres, o es que acaso los heteros andan por el mundo contando de sus preferencias para que se les considere aceptados y honestos? cuándo se ha visto que se diga de un hetero soltero y sin compromisos que no se atreve a salir del clóset sólo porque no anda por ahí diciendo “soy hetero, me gusta el sexo opuesto”? que yo sepa, nunca, entonces porqué se insiste en que para que un homo se acepte debe andar por el mundo diciendo “soy gay, me gusta mi mismo sexo”? no hay necesidad. que si lo sabes tú y eres feliz, cuál es el problema? y no estoy hablando de aparentar lo que no se es. si alguien me pregunta respondo con la verdad. si no me lo preguntan no tengo porqué andarlo diciendo. es una simple regla de respeto personal. y si la mitad de la población lo sabe porque no he mentido sobre mi pero la otra mitad no lo sabe porque no he hablado sobre mi, significará que he salido a medias? claro que no!!! no sé qué es lo que espera la gente que te dice “sal del clóset”!!! si lo que espera es que uno ande vociferando las cosas, pues que igual vaya a contarle a medio mundo sus preferencias y sus intimidades, cuál es la necesidad?
pero sé que hay de todo. a mi me han llamado homofóbica porque no estoy de acuerdo con el exhibicionismo ni la “jotería”. no ando por las calles besándome apasionadamente con mi novia porque en general nunca ando por las calles besándome con nadie, ni con mis novios cuando los tuve, porque es algo privado, de dos y ya, porque me parece de mal gusto. no me gusta la jotería porque para mí eso es pretender ser lo que no se es, me parece deshonesto e irrespetuoso, el pretexto perfecto para todas las faltas de respeto que nos prodigan. habemos de todo tipo de personas: los serios, los prudentes, los liberales, los femeninos, las masculinas, las ladies, los machos, las mujeres que pretender ser hombres, los hombres que pretenden ser mujeres, y todos somos personas respetables, seres pensantes y sensibles, iguales. pero desde el momento en que los hombres femeninos se gritan leperadas, de que las mujeres masculinas se pelean en la calle, de que se hace de la promiscuidad un tema fácil no sólo de decir sino de vivir, se hace la combinación perfecta con los prejuicios sociales y la educación machista de nuestra cultura y surge un enorme bummm que descarga en estereotipos, en etiquetas, en groserías. estoy de acuerdo en que gran parte de la falta de aceptación de la sociedad hacia la homosexualidad, la falta de respeto y seriedad, es por esa educación que las madres siguen dando a los hijos e hijas, pero también una partecita de esa irreverencia la creamos nosotros mismos al no tomarnos en serio, al no atajar con responsabilidad nuestra condición humana de seres inteligentes, sensibles y respetables con una preferencia distinta. desde antes nos damos ya el lugar del maricón, de la machorra, nos gritamos de cosas, nos faltamos al respeto y luego vamos y exigimos que se nos respete.
no hay necesidad de salir de ningún clóset porque no hay ninguno del cual salir. si uno se acepta y vive su vida felizmente, con honestidad y sin andar mintiendo por el mundo tampoco hace falta andar gritando por el mundo. nuestra propia verdad sólo nos afecta a nosotros mismos, el mundo que siga girando que, igual, a él le vale.