lunes, septiembre 24, 2007

elegiste vivir, jodéte si te toca cumplir... (*)



y creo que no es en sí una elección, uno no elige nacer (o talvez sí, supongo que hay hipótesis al respecto), pero al menos al tener conciencia no recordamos haberlo hecho (aunque igual no recordamos nada y eso no significa que no haya sucedido). el caso es que a partir de que tenemos conciencia de nuestra existencia y de nuestra posible no existencia (lo cual me parece absurdo, pues con el hecho de una posible no existencia personal nada en el universo y su existencia tendría caso, pues el universo y su existencia tienen razón para mí a partir de mi propia existencia, sin mi nada más existe para mí, claro está, y no tendré la certeza jamás de que sin mí el universo siga existiendo), y otra vez regresando al punto, a partir de que tenemos conciencia de nuestro finiquito vivencial o terminación de la vida, podría decirse que ya estamos eligiendo vivir. es decir, llega un momento en la vida, generalmente en la adolescencia, en que uno descubre la posibilidad de acabar con la propia vida o de seguir viviendo y, normalmente, uno considera bastante razonable la primera. es en este momento cuando uno decide vivir o, mejor dicho, seguir viviendo, aunque vivir talvez sea más correcto pues cuando somos concientes de la muerte o fin de la vida es talvez cuando comenzamos a vivir en realidad. entonces se convierte en realidad eso de que uno elige vivir. pero aquí entra mi duda: en el momento en que soy conciente de la muerte y de que puedo acabar con mi vida y entonces también, por consecuencia, soy conciente de la vida, y sigo viviendo, ¿en realidad elegí seguir viviendo o tan sólo seguí la inercia natural de supervivencia de cualquier ser vivo? vaya, el hombre, como animal, ¿cuenta con ese sentido de supervivencia básico? puedo pensar que cuando es inconciente sí lo tiene, simplemente los bebés están armados con ciertas características físicas para sobrevivir en condiciones desfavorables (como la grasa corporal, las facciones enternecedoras y llamativas para los adultos, las reservas alimenticias, etc.); los niños pueden lastimarse, por curiosidad o por equivocación, pero siempre alertan a los demás, gritan, lloran, siendo ésta una forma de supervivencia, además de cicatrizar y reponerse rápidamente. sin embargo, más adelante ese impulso de supervivencia va perdiendo su naturalidad y queda supeditado al deseo personal de realizarlo o no. puede uno sufrir un accidente y decidir no luchar por su vida aún cuando exista una mínima posibilidad de sobrevivir. o puede uno acabar con su vida en el momento de más vitalidad. o puede uno seguir viviendo y ya. sin pensar. sin decidir, sin elegir, sin poner en la balanza. uno piensa, si es que lo piensa, que ya está aquí, que ya nació, que ya vive, y que ¿qué más da? o uno no piensa nada y después de ser conciente de la posibilidad de no seguir viviendo, uno desecha la idea sin considerarla opcional, y sigue parado en la vida o caminando para atrás o para adelante. y que el final llegue cuando le dé la gana.
(*) juan domingo salvador. fabulosos cadillacs. la marcha del golazo solitario.

2 comentarios:

Orizschna dijo...

Ni hablar Joelia, dijiste tosho.
Como dijiste, estar parado aquí, mientas el final llega cuando quiere, no tiene precio.
Un saludote

twisted faerie dijo...

andale, es supervivencia por apatía e indiferencia.