a veces la angustia precede los ritos
del sarcástico ejemplo de la vida misma
y el intestino engreído clama
por la venganza urgente de la risa convaleciente
abandonada
carcomida
es tan sólo que extraño tus mañanas
los encierros del día
en tus ojos dormidos
la obsesiva manía
de recorrerte en frío
de trepar tu escalera
y rodear tu talle de leche
beberte a sorbos
y tragos despacios
empinar tu boca
la angustia cede
dando paso al intestino
a los llantos gástricos
de mi alma somatizada
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