jueves, marzo 30, 2006

en busca de...

estoy en huelga personal. trato de analizar las cosas, la vida, las acciones, las ideas. me caen muchos veintes de pronto y no se cómo afrontarlos. soy algo cobarde cuando conozco la verdad, sé lo que debo hacer, el problema es comenzar a hacerlo. y lo peor del caso es tratar de hacerlo y no lograrlo... no!!! lo peor del caso es no lograrlo por no querer lograrlo!!! es una lucha interna muy sangrienta, pesada.
mis dedos siguen teniendo sed y sin embargo no encuentran agua dulce para saciarse. al menos quisieran encontrar un bálsamo suave que los renovara un poco. pero son interminables sus venas, los ríos de sangre infinitos, el cauce rojo de su existencia no encuentra lagos adormecidos para refugiar su furia, y se convierte en rápidos peligrosos cayendo por cascadas mortales, desbaratandose en grietas.
¿pero qué demonios digo? estoy encontrando un poco de certeza en líneas inventadas. ahora, al menos, encuentro algo de sublime gozo para calmarlos un poco. la oportunidad de moverse como olas en tormenta o como nudos en huracanes. como ojos dormidos en pleno sueño. están tan hambrientos también. mis dedos que no comen mieles, que devoran sueños, que no avivan luces en los ojos, que muerden verdades con sus huellas.
ah, orgasmo sutil el de las palabras dibujadas con las yemas. siento la plena entrega de mi ser en cada descripción de caricia, de idea, de fuerza inconcebible, irreconocible, desconocida.
pierdo de pronto la esencia y los dedos comienzan a pensar demasiado. no se trata de eso... no, no. ya basta de aspavientos, berreando verdades inventadas no se logra la libertad. hay que callar por ahora, es demasiada la presunción.
seguirán acariciando el aire cuando calmen su imprevista falsedad. qué pena me dan...

miércoles, marzo 29, 2006

hace un año

hay algo muy importante para mí hoy.

hace un año que me emancipé. hace un año que vivo en esa casa de muros naranjas y sillones blancos, rodeada de plantas, velas, libros, discos y sin televisión ni sink, invadida por la manía del orden y la limpieza que mi madre me inculcó desde que comencé a tener uso de razón y que al fin puedo poner en práctica.

el 29 de marzo del 2005 en la noche salí de mi casa, la casa de mis padres, la casa en donde había vivido los últimos 21 años (llegamos a esa casa cuando yo tenía 6), acompañada de mi madre. me dejó en esa casa nueva, que olía a pintura fresca aún y tenía parte de los muebles acomodados. me dió la bendición familiar en nombre de ella, de mi padre y de mi hermana, porque ellos no quisieron acompañarme en esa noche de ritual. mi familia es muy protocoloaria y ritualista, y yo no soy la excepción de los hábitos, así que al menos con mi mamá llevé a cabo el ritual íntimo de sentarnos en la sala, en la cama, en el comedor, bendecir la casa con agua bendecida por mi misma, orar en cada espacio y recibir de labios de mi madre el beso de despedida de su vientre emocional y de bienvenida al mundo real de los que vivimos para mantenernos (paradoja universal).

la primera noche no pude dormir, tratando de reconocer los ruidos. como vecinos sólo tenía a una muchacha y su hija, el fraccionamiento aún estaba sólo y bastante tenebroso considerando que era (y sigue siendo) el último desarrollo al sur de la ciudad. los siguentes días tampoco podía dormir bien, cada sonido me hacía levantarme de la cama y asegurar todas las puertas y ventanas. así poco a poco fuí reconociendo sonidos, vistas, sombras, olores, y todo lo que hace una casa, un hogar. a los días comencé a sentirme cómoda en ese espacio y exploré la libertad de escuchar a led zeppelin a todo volumen, tomándome una cerveza, sentada en el sillón o el tapete o en una silla en el patio, sola, completamente sola en el fin del mundo, o de la ciudad, que es lo mismo, y encontrando una paz infinita, pues no estaba sola en realidad. estaba conmigo. por primera vez estaba sólo conmigo.

y me gusté.

en este tiempo he aprendido muchísimas cosas de la vida de adulto, de la vida de soltera, de la vida de responsable, de la vida en general. pero lo más importante que he aprendido es que mi hogar, mi casa, mi espacio, está en donde yo esté, se encuentra en donde yo me encuentre. porque mi hogar está en mí, y se mueve conmigo. me muevo con él. yo soy en donde esté, y mi vida, que es mi casa, la llevo a cuestas. a veces en el pecho o en el vientre o sobre la cabeza, pero siempre conmigo.

en el proceso de emancipación me acompañaron personas que pasaban por lo mismo y que me llevaban ventaja. esta noche brindaré con ellas, como buena ritualista que soy.

salud por esta libertad interior, por este descubrimiento personal, que la independencia económica es sólo el pretexto para el encuentro con uno mismo!!! demian lo sabe, él me acompañó: "hay que caminar por la calle y mojarse, y no quedarse en la banqueta, resguardándonos de la vida".



pd. no hay nada tan placentero como escuchar a led zeppelin a todo volumen, con unas velas encendidas, con una cheve en una mano y con demian en la otra, descubriendo a abraxas.

no name (acepto sugerencias)

De un salto salió de las vías. Cayeron sus cabellos sobre la grava ardiente del mediodía, las manos azotaron sobre el metal, rebotando una hacia su pecho. Alcanzó a quitar la otra antes de que pasara la locomotora silbando, y se quedó recostado en la grava aunque lastimaba a través de la camisa vaquera desgastada, casi transparente, y le quemaba la espalda. Se cubrió los ojos con la mano que zafó de las vías, con el mismo movimiento, y permaneció allí tirado el tiempo suficiente para caer en cuenta de que estaba vivo, cuando las hormigas atacaron su rostro. Decidió levantarse. Se incorporó y humedeció los labios blancos con la lengua. Volteó al horizonte y no había nada, la sabana estaba cubierta por algún matorral perdido, y sólo a lo lejos se alcanzaba a distinguir una sierra gris y seca. Detrás de él, a unos cuantos metros, estaba la estación del pueblo perdido, alguna colonia abandonada, ya inexistente. Miró con un aire de seguridad a la ventana del posible vestíbulo, o taquilla, o sala de espera; aquel cascarón era un cuadrado de madera con ventanas al azar, sin una distribución definida a simple vista. Y solitario. El andén ni siquiera estaba sombreado, ni había bancas sobre un patio, como siempre nos imaginamos que son los andenes. Se dirigió lenta y decididamente al edificio. Las botas tenían unos hoyos más grandes que lo que quedaba de suelas, y sus pies callosos comenzaban a percibir lo filoso y caliente de las piedras. Entró por un quicio deformado, que no aceptaría una puerta cerrada nunca más. Se detuvo unos segundos para acostumbrarse a la oscuridad interior y apartar al sol que seguía en los ojos. Al fin logró distinguir al fondo, en una esquina, el bulto esperado, el más buscado de los tesoros. Sin mover ninguna arruga de su rostro, sin hacer un sólo gesto de alegría ni de tristeza, ni siquiera de cansancio, caminó hacia el rincón y se quedó mirando fijamente, por largo rato, el saco de yute doble y la cuerda que lo amarraba por arriba. Con mucha cautela acercó una mano y tocó con la punta de los dedos, debajo de la cuerda. El bulto comenzó a moverse despacio, como sacudiéndose adormilado, como una ola despegándose de la orilla, como si estuviera lleno de aire y se moviera en vientos apenas perceptibles antes de convertirse en huracanes. Con más confianza acercó la otra mano y, con la palma abierta, tocó la parte baja del saco. La posó con sumo cuidado y con una confianza que demostraba que sabía lo que allí se ocultaba y lo frágil que era. Comenzó a susurrar palabras en voz muy baja, como si sus pensamientos fueran los que hablaran y no su boca. Alejó los cabellos de la frente y desabotonó la camisa, lo poco que quedaba de ella, quitándosela. Sus palabras fueron tomando más fuerza, más volumen, y comenzó a deshacer el nudo de la cuerda.

Estoy aquí, he llegado, me has esperado, te he guardado desde siempre. Hemos viajado por siglos recorriendo universos. Los caminos se han tornado en uno, y nos encontramos como al principio, en un principio nuevo. Olvida tus miedos, yo estoy para ti. Aquietaré mis angustias, al fin te tengo conmigo.

Arrancó la cuerda con suavidad, abrió el saco y lo bajó hasta el suelo. Allí estaba. Allí estaba él. El comienzo de su tiempo, el retorno de su alma, la frágil criatura que albergaba el ciclo interminable de su existencia. Lo tomó entre sus brazos acercándolo a su pecho. Lo cubrió con la camisa y lo besó despacio. Era tan frágil, tan fuerte. Tan diminuto y vulnerable. Tan poderoso. Era transparente como el agua y visible como la luz que cruzaba las ventanas. Sus claros ojos sabios y sus pequeñas manos tenues dibujaban en el aire la belleza de una antigua vida renovada, renacida. Lo meció un momento apretándolo contra sí, con una fuerza sobrehumana que fluía entre ternura y euforia. Bosquejó con los labios las palabras “no nos perderemos más”. Salió del edificio con el pequeño en brazos, hacia las vías y, en dirección opuesta a su llegada, comenzó un camino que no tendría final, porque el inicio de la eternidad apenas había llegado.

no name

leche de orgásmico dulce
sabor
esencia

maravilla en el iris
universal vientre de alegrías

te mueves como lluvia
liviana
húmeda
fresca hasta en calores

el tiempo se detiene
blanco
incrustándose en tus pliegues
preciso volumen
recipiente
de alterados incendios pasados

de futuras lloviznas de gracia

exacto latido
canción contenida
poema de piel y sangre
y venas
y ojos
de risa de aire

-herencia de diosa-

caricia de voz
cubriendo el espacio

observo y ansío
aromas de cielo
vertidos en tí

encapsulado universo de olimpos

again

buen día. en vista de la levemente fructífera mañana me he dispuesto a actualizar esta página y ya aumenté mi perfil, pero es hora de que no sé cómo subir una foto, espero saberlo pronto.

hoy compartiré algo mejor que simples vivencias (porque no hay nada interesante aún), y arriba de este comentario aparecerá un texto que le escribí a una mujer embarazada a punto de parir que conocí el otro día en el banco. era la ternura andando... (nunca escribo cosas cursis aunque el tema lo sea, jeje, bueno, ustedes dirán).

martes, marzo 28, 2006

aprovechando

creo que este día tengo ganas de decir muchas cosas, aunque no sea nada interesante. mis dedos tienen sed, qué vida la de ellos...

bueno, ya casi me voy del jale, hoy ha sido un día muy poco productivo en este oficio de la arquitectura y no muy bueno en experiencias... mi compañera rocío se va, y quiero levantarme en armas en contra del patrón, pero necesito tener seguridad en mi futuro, si no, es mala estrategia... no soy muy buena para las estrategias. espero aprender algo a mi edad.

bien, creo que me iré de una vez. pensaré en cosas más útiles para compartir aquí, jeje.

ejem... mmm... here i am.

bien, finalmente he decidido dejarme llevar por la ola de blogs que circundan a mi alrededor y he caído en la tentación de unirme. levanto los brazos y formo parte del rodeo mundial.
ok, tomaré ésto como la placentera obligación de escribir más seguido, aunque sean sólo reportes de mis días, con la idea de que sea algo más creativo que eso, aunque en realidad, a veces las situaciones cotidianas son más increíbles que las creaciones de la mente que puedan captarse por los dedos, en este caso.
en fin, no se me quita lo diplomático de mi padre, jejeje. seguiré caminando, he aquí, estoy.