quería contar los recuerdos de mi abuelo que guardo desde muy pequeña, hablar un poco de su vida, lo que yo alcancé a percibir, pero he repasado tanto esos momentos últimamente en mi cabeza que ahora creo que son demasiado míos como para dejarlos salir. si acaso puedo decir que mi abuelo comenzó a enseñarme a leer, talvez él me inculcó el amor hacia las letras, él me enseñó algunas a mis tres años de edad y con sus cuentos inventados a diario talvez sembró en mi el amor a la literatura, al inventar historias y querer conocer todas las que pudiera, me urgía saber leer para devorar todos esos libros que él me mostraba y que yo imaginaba. su sombrero vaquero, su camiseta blanca, sus ojos verdes y sus manos fuertes. su presencia, siempre fuerte, temible, dura, que se desbordaba de ternura con los nietos y se afirmaba ante los hijos y la mujer.
falleció el miércoles 20 de agosto pasado. yo lo vi por última vez el lunes, estuve un rato con él hablándole, despidiéndome. sé que él no se sentía tranquilo y por eso no se iba. mi papá y sus hermanos lo sabían también y por eso le hablaron, le rezaron y le dijeron que todo estaba bien, que no se preocupara más, que no había pendientes en la tierra para él, que sus hijos estaban juntos y a su lado, que el perdón había llegado, que las oraciones de la que fue su mujer por más de cuarenta años estaban presentes, que se fuera en paz.
y se fue.
había pensado en mil cosas para decir aquí, muchas cosas qué decir, contar, recordar, pero nada sale ahora. la vida sigue pasando y, aunque aún no comprendo muy bien que no esté mi abuelo félix aquí, tengo otros dos que aún puedo querer y mirar y escuchar y vivir y disfrutar.
adiós a mi abuelo, que ya descansa en paz, que ya no le duele nada…
falleció el miércoles 20 de agosto pasado. yo lo vi por última vez el lunes, estuve un rato con él hablándole, despidiéndome. sé que él no se sentía tranquilo y por eso no se iba. mi papá y sus hermanos lo sabían también y por eso le hablaron, le rezaron y le dijeron que todo estaba bien, que no se preocupara más, que no había pendientes en la tierra para él, que sus hijos estaban juntos y a su lado, que el perdón había llegado, que las oraciones de la que fue su mujer por más de cuarenta años estaban presentes, que se fuera en paz.
y se fue.
había pensado en mil cosas para decir aquí, muchas cosas qué decir, contar, recordar, pero nada sale ahora. la vida sigue pasando y, aunque aún no comprendo muy bien que no esté mi abuelo félix aquí, tengo otros dos que aún puedo querer y mirar y escuchar y vivir y disfrutar.
adiós a mi abuelo, que ya descansa en paz, que ya no le duele nada…
1 comentario:
No puedo más que admirar el texto y la galanura de tu abuelo.
Espero que allá conozca al mío, y juntos se echen una partidita de dominó.
A tí, te dejo un abrazo, el más sincero que pueda darte por éste medio.
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