cada día me da, confiada y libre, su ovillo de hilo con el que logro encontrar el camino a casa, salir de mis laberintos, derrotar a todos los minotauros que me atacan. y me espera, ilusionada, para huir conmigo hacia mares nocturnos.
cada día regreso de la lucha, triunfante a veces, lastimada otras, y la encuentro siempre sentada junto al camino, esperándome, ansiosa por tomar mi mano y guiarme o seguirme, según la luna y según el ángulo del rayo de sol que la haya timado en su alegría o su tristeza.
ariadna promete sin palabras derribar los muros de mis laberintos, y es valiente pues ha destrozado quimeras que me ataban y arpías que devoraban mis entrañas. y se arriesga a una eternidad que sin prometer le delato. afirma la puntería de su mirada y atraviesa exacto el centro de mi corazón atribulado.
yo la miro en gran silencio, celosa de mi noche y de mi aire, y pretendo huir hacia la nada añorando aquella antigua soledad amante de toda mi vida. entonces de pronto me descubro sola y engañada por mis propios miedos, muy lejos de esa soledad tan amada, hundida en naxos, perdida en esa isla sin ella. y regreso cabalgando en ansiedades, sobreviviendo tormentas y huracanes de mis ojos. y allí está ariadna, sentada con su ovillo en la mano, mostrándomelo, esparciendo luz entre las comisuras de sus ojos y sin hablar diciendo: aquí está la verdad, aquí estoy yo, aquí está el hilo que nos une, yo no tengo laberintos.
angustiada y ensoñando, me refugio en su pecho y me dejo tejer encina esa leve telaraña que nos abraza. recobro la calma poco a poco y me pierdo entre los campos floridos de su piel. ariadna diosa, ariadna promesa, ariadna fuente. me libera una vez más de otro laberinto, arrodilla al minotauro de mi angustia hasta que cede y lentamente se desintegra. me besa la frente, toma mi mano y camina hacia la noche conmigo entre sus dedos. yo me dejo llevar enrollando el ovillo para dárselo de nuevo. siempre ocurren las tormentas, no falta ocasión en que tenga que salvarme. ella, tan valiente, no duda en liberarme. ella, tan amada, no me deja perderme.
ariadna es mi hogar, mi fuerte y mi refugio. ella es mi laberinto de alegrías, mi hilo de esperanza, mi camino iluminado. mi valiente guerrera salvadora, tejedora de rutas que he de caminar a su lado. ella se arriesga a una eternidad que sin prometer le delato y me espera, ilusionada, para huir conmigo hacia mares nocturnos.
ariadna afirma la puntería de su mirada y atraviesa exacto el centro de mi corazón atribulado. me toma entre sus brazos y cruza islas y mares y desiertos, derrota pesadillas y redobla fuerzas. me mira de reojo y sonríe, me deja caminar a su lado y, enredando nuestras manos, acerca sus ojos a los míos y me roba, con un beso suave y pausado, el alma que desde siempre le ha pertenecido.
cada día regreso de la lucha, triunfante a veces, lastimada otras, y la encuentro siempre sentada junto al camino, esperándome, ansiosa por tomar mi mano y guiarme o seguirme, según la luna y según el ángulo del rayo de sol que la haya timado en su alegría o su tristeza.
ariadna promete sin palabras derribar los muros de mis laberintos, y es valiente pues ha destrozado quimeras que me ataban y arpías que devoraban mis entrañas. y se arriesga a una eternidad que sin prometer le delato. afirma la puntería de su mirada y atraviesa exacto el centro de mi corazón atribulado.
yo la miro en gran silencio, celosa de mi noche y de mi aire, y pretendo huir hacia la nada añorando aquella antigua soledad amante de toda mi vida. entonces de pronto me descubro sola y engañada por mis propios miedos, muy lejos de esa soledad tan amada, hundida en naxos, perdida en esa isla sin ella. y regreso cabalgando en ansiedades, sobreviviendo tormentas y huracanes de mis ojos. y allí está ariadna, sentada con su ovillo en la mano, mostrándomelo, esparciendo luz entre las comisuras de sus ojos y sin hablar diciendo: aquí está la verdad, aquí estoy yo, aquí está el hilo que nos une, yo no tengo laberintos.
angustiada y ensoñando, me refugio en su pecho y me dejo tejer encina esa leve telaraña que nos abraza. recobro la calma poco a poco y me pierdo entre los campos floridos de su piel. ariadna diosa, ariadna promesa, ariadna fuente. me libera una vez más de otro laberinto, arrodilla al minotauro de mi angustia hasta que cede y lentamente se desintegra. me besa la frente, toma mi mano y camina hacia la noche conmigo entre sus dedos. yo me dejo llevar enrollando el ovillo para dárselo de nuevo. siempre ocurren las tormentas, no falta ocasión en que tenga que salvarme. ella, tan valiente, no duda en liberarme. ella, tan amada, no me deja perderme.
ariadna es mi hogar, mi fuerte y mi refugio. ella es mi laberinto de alegrías, mi hilo de esperanza, mi camino iluminado. mi valiente guerrera salvadora, tejedora de rutas que he de caminar a su lado. ella se arriesga a una eternidad que sin prometer le delato y me espera, ilusionada, para huir conmigo hacia mares nocturnos.
ariadna afirma la puntería de su mirada y atraviesa exacto el centro de mi corazón atribulado. me toma entre sus brazos y cruza islas y mares y desiertos, derrota pesadillas y redobla fuerzas. me mira de reojo y sonríe, me deja caminar a su lado y, enredando nuestras manos, acerca sus ojos a los míos y me roba, con un beso suave y pausado, el alma que desde siempre le ha pertenecido.
3 comentarios:
Que bello es, no esperaba menos de usted. Joder, fue muy rico leerte, produces tantas imagenes, se siente tanto... Hala, afortunadas.
Quiero algo así.
A la de ya.
Hermosas letras Joelia.
Un beso!
Escapaste de mis sueños, dimension donde mi mente cansada y triste se permitia viajar; ahi en ese sitio, te imaginaba, mi fantasia te añoraba deseando algun dia fueras realidad.
hoy te convertiste en materia, y te abrazo por las noches y muchas de ellas no duermo observandote dormida; puedo besar tu espalda, acariciar tu rostro, tomarte de las manos y saberte mia y sentirme tuya; me confienso culpable, si, de haber utilizado al amor como expresion de sentimientos fugazes.
Contigo todo es distinto y nunca ha sido comparación. veo tus ojos y me pierdo en tu mirada, no necesitas decir cuanto me amas porque lo entiendo cuando tus ojos brillan al cruzarse con los mios.
Entonces mi nena, como puedo explicarte cuanto te amo?
tal vez cuado el dia es tortura porque no caminas juanto a mi,
Cuando entre las gentes nuestro juego amistoso se vuelve carcel de emociones , anhelando un momento de distraccion para regalarnos murmullos del corazon.
Han pasado 8 meses y sigo aqui, esperando siempre por ti, para vivir toda la aventura de la felicidad a tu lado.
te amo.
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