con ustedes, la señorita pyra!!!

llegó un medio día colgada del hombro de ari, era como un changuito muy pequeño. asustada y sin parar de llorar, en cuanto tocó el piso encontró, como por instinto, el lugar más complicado para llegar: detrás del refri. se escondió y cuando se quedó a oscuras y alejada de nuestras voces, supongo que se asustó más porque empezó a llorar con más fuerza.
no se ganó mi corazón en ese instante, pero me inspiró la suficiente ternura como para jugar un poco con ella y dejar que me arañara las muñecas, ponerle un platito con lechita y despedirme de ella para volver al trabajo.
pasó la noche dentro del baño pero a la mañana siguiente escuché sus llantos demasiado lejos como para estar allí… y no estaba allí. se había escapado por la ventana y se escondió debajo del boyler, en el patio. adentro del hueco de un block la encontré, llena de tierra y pelusa y llorando como obsesa. se dejó agarrar, creo que estaba más asustada de haber estado perdida que de verme, así que complacientemente se dejó llevar en mis brazos hasta el baño nuevamente. fue entonces cuando se ganó mi corazón.
le serví nueva comida, ahora sí sólida, y la devoró. se acercó después a mi muy cautelosamente y comenzó a jugar. yo le hacía caricias en la panzota que se le había hecho de tanto comer y cuando dejaba de hacerlo, acariciaba su cabeza en mi empeine y se volteaba panzarriba, esperando que volviera a hacerle cosquillas. entonces supe que me quedaría con ella, definitivamente.
ari le llevó arena más tarde, comió con nosotras en la mesa, trepando por los pantalones, arañando las piernas, subiendo por los hombros y explorando los muebles, todos los espacios y todos los cables de la casa.
pasó la noche nuevamente en el baño pero acompañada de su arenerito. así que esta mañana lo que encontré fueron arenas solidificadas y cero malos olores, una gatita muy juguetona pero histérica por haberla dejado sola y varias cosas tiradas por allí.
se quería bañar conmigo, se trepaba a la cortina del baño cada vez que la sacaba de la regadera, y subía hasta la altura de mi cabeza, entonces se metía a la regadera nuevamente, hasta que tuve que cerrarle la puerta. lo que conseguí fue tener una gatita con las patas y la cola empanizadas de arena, y su nueva cama llena de arena también, junto con la mía, y los tapetes y el pasillo y el sillón, a donde le gusta treparse hasta el respaldo y hacer malabares desde lo alto.
tiene su collar rosa fosfo y su plaquita azul metálico, trae su nombre y el mío y el teléfono de mi casa, por si alguien la encuentra extraviada por ahí. es toda negra pero tiene la boquita blanca o, hasta ahora, eso parece.
es una ternura, es un regalo de mi chinita pero por sí misma es un regalo.

ella es pyra y ya la quiero mucho!!!