martes, junio 24, 2008

gerardo


hacía varios meses, talvez más de un año que no lo veía. ya me parecía que se había podido regresar a su tierra después de una deportación más, o que había logrado encontrar a su hermana en tijuana, o que de plano había sido consumido por el calor de la ciudad y se había evaporado, haciéndose cada vez más pequeñito hasta perderse debajo de las vías, sobre las que viajó tantas veces queriendo alcanzar el sueño… no el americano, sólo el sueño, el que fuera.

a gerardo lo conocí cuando yo trabajaba en gobierno del estado, hace ocho años ya, pidiendo para comer en la caliente explanada de los tres poderes. no recuerdo en qué momento comenzamos a platicar. era un tipo distinto, tenía los ojos dulces y, aunque se notaba que le apenaba, terminaba viendo a los ojos al contestar a mis preguntas, no sé si por el deseo de responder y hablar de sí mismo o sólo por conseguir algunas monedas.

pasaron años y yo siempre me lo encontraba en los cruceros, en los lotes baldíos, frente a las oficinas. él era distinto, no andaba detrás de la gente pidiendo limosna, no se empeñaba en conseguir más de lo que le alcanzara para saciar su hambre del momento, no se acercaba a los niños, a las chicas ni a las señoras indefensas, no quería asustar. y su mirada, siempre su mirada. en una de nuestras charlas me contó que venía del pueblo tal, que quería cruzar y que por tercera vez lo habían deportado. que en su tierra estaba casi toda su familia y que allá vivían bien, que tenían una buena casa y que, modestos, había para comer. que en tijuana vivía una hermana suya que se había venido años antes y quería encontrarla pero nunca lograba juntar el dinero suficiente para pagar el boleto o, cuando lo hacía, no lo dejaban subir por andrajoso y pestilente. que algunas personas le regalaban cajas de chicles para que vendiera en los semáforos pero que los policías siempre lo levantaban en las redadas y terminaban quitándole la poca mercancía que trajera (una pobre caja de chicles) y las pocas monedas que hubiera reunido, para a las dos semanas soltarlo sin nada, de nuevo a las mismas calles.

de repente andaba muy contento, optimista y renovado, y era porque había ido a alguna peluquería y se había cortado el pelo, se había podido bañar en algún baño público y había conseguido algún cambio de ropa. cuando andaba así, sus ojos brillaban aún más, eran muy dulces, y sus palabras eran de aliento no sólo para él mismo sino para mi. yo siempre le decía, ay gerardo, deberías irte para tu casa, con tu mamá, qué fregados haces aquí??? aquí nomás vienen a sufrir, no hay nada bueno, la vida en el otro lado es muy fea, no sé porqué en el sur siguen pensando que acá vivirán mejor, siempre les va mal. pero él, optimista o terco, me decía, no, yo quiero volverlo a intentar. y si no, pues está bien, me iré con mi familia en el tren, pero una vez más… una más.

a veces terminábamos comiendo juntos, un vaso grande de agua de fresa para él y otro para mi. dos órdenes de pollo sin salsa o un paquete de galletas que traía de casualidad en la mochila. varias veces, en mis temporadas de peatón, caminamos juntos charlando mientras me acercaba a la parada del camión. otras nos saludábamos antes de que el semáforo se pusiera en verde y desapareciera yo entre la velocidad de la ciudad y los vecinos. una vez, aprovechando que yo me había puesto muy flaca y que él estaba decidido a irse a tijuana, le pasé un cambio de ropa y empezó a juntar para el camión. lo encontré un mes después con el cambio puesto, roído y de nuevo en un semáforo del centro cívico. no se pudo ir porque la policía lo levantó y le quitó lo que traía, lo que había ahorrado. de pura chiripa no le quitó la ropa. había conseguido otra caja de chicles y estaba viendo cuánto le duraba. pero esa vez ya no era el mismo. casi no me reconocía. tenía la mirada perdida y, aunque respondía a mi saludo y mis preguntas, tenía la sensación de que no sabía con quién hablaba, hasta alguna que otra incoherencia de pronto dijo. tenía el cabello largo otra vez, enmarañado, ya casi no tenía dientes, la barba crecida, muy sucio, golpeado. muy triste. ido. andaba muy lejos, no estaba allí. no estaba aquí. supongo que los policías lo habían golpeado mucho, talvez hasta lo drogaron. sus ojos estaban apagados y él no era el mismo, estaba muy triste y muy lejano.

después de eso desapareció. pasaron meses sin que me lo encontrara. lo buscaba cuando veía grupos de vagabundos por las calles. había uno que se parecía a él y alguna vez le grité gerardo!!! pero no era él. esa vez no era como cuando lo dejé de ver como tres semanas y después me lo encontré medio jodido pero alegre y optimista como siempre y me contó que, una vez más, lo habían levantado y que lo habían soltado sin nada, pero que él seguía vivo. esta vez no era así. es muy extraño, pero se sentía su ausencia en la ciudad. dejé de verlo y los semáforos estaban incompletos. no exagero, lo extrañé. su mirada me había inspirado mucho cariño, una ternura que poca gente aún conserva. quise pensar que andaba buscando a su hermana en tijuana, que talvez había logrado conseguir un raite en algún troque. quise pensar que por fin había podido treparse al tren de carga y había logrado llegar a su tierra y que en esos momentos su mamá lo estaba cuidando. pero terminé pensando que había muerto de calor o de frío, o que la golpiza de los policías esta vez había sido letal, o que el hambre fue demasiado larga. o que decidió irse… al final de cuentas estaba apagado cuando lo miré la última vez. talvez se había ido a ese lugar en el que estaba su mirada perdida de aquella noche.

pasaron meses, creo que más de un año, talvez dos, y hace una semana lo encontré en un semáforo, a las 7:30 de la noche. lázaro cárdenas y anáhuac, raro, esos no eran sus rumbos. entre muchachos que bailaban break dance, exdrogadictos del alcance victoria y sus competencias, cerezas recién cosechadas y bolis bon-ice, encontré a un hombre jovial, muy pobre, pero con el cabello corto y una mirada nostálgica. buscaba quién le dejara limpiar su vidrio. y entonces le grité gerardo!!! volteó y después de medio segundo su rostro se iluminó con una de las sonrisas más sinceras que he recibido en mi vida. hola!!! me gritó mientras se acercaba a mi carro. hola, cómo estás??? yo muy bien, gerardo, y tú??? pues mira, muy bien!!! qué gusto verte!!! dónde andabas!!! te perdiste mucho tiempo. fuiste a tu tierra??? sí, fui con mi mamá. y tu hermana, la encontraste??? sí, estuve con ella en tijuana. ya comiste??? no, ando juntando para eso. llegué a la ciudad hace quince días y estoy tratando de ahorrar algo, aún no tengo. por ahora quiero comer. oye, y ahora, para qué regresaste??? pues quiero volver a intentarlo!!! ay gerardo, qué terco, si ya estabas en tu casa, para qué vienes??? pero mira, me da mucho gusto verte!!! a mí también, me da mucho gusto verte, has estado bien??? si, muy bien, gracias a dios. y tú, mírate, te ves muy bien!!! sí, fíjate que ando bien. ay gerardo, las últimas veces que te ví andabas muy mal. sí, es verdad, no te voy a decir mentiras, anduve muy mal, muy mal, pero mira, estoy muy bien y con ganas de intentarlo otra vez. pues gracias a dios que estás bien. ya cambió el semáforo, ándale, cuídate mucho. tú también gerardo, nos vemos pronto, ten mucho cuidado. mucho gusto en verte!!! mucho gusto, cuídate!!!

era otra vez gerardo. el mismo pero no igual. su mirada ya no era precisamente de inocencia, era de nostalgia. su rostro estaba renovado pero cansado. y sus palabras, esas sí seguían siendo las mismas de antes, llenas de optimismo y de alegría. supongo que sus golpes fueron muy duros y, como todos lo hacemos de distintas maneras, la pérdida de la inocencia le costó muchas noches de golpes, muchos días de cárcel, muchas noches de frío, muchos días de hambre, mucho calor, mucha tristeza, mucho dolor, mucho llanto. pero su paz, sus ganas, su anhelo, su ternura, esas no pudieron matarlas ni el calor ni el hambre ni la policía corrupta ni la soledad. me ha dado mucho gusto verlo. y me voy, ya es tarde, talvez me lo encuentre en el semáforo del centro cívico y tengo ganas de saludarlo.

jueves, junio 05, 2008

just like heaven (o la reseña de regalito)


después de dar muchas vueltas pagando mis deudas en los bancos, dejar a medias algunos asuntos laborales, recoger a la chinita y dejarle mi carro y blablabla, finalmente mi amigo adrián llegó por mi a mi oficina y arrancamos a hacer fila para cruzar a calecia. cuarenta afortunados minutos de línea, bastante bien la verdad. el fulanito de la pasada era un pocho enfadoso que estaba revisando los carros hasta con los papeles, así que la mayor parte de esos cuarenta minutos la pasamos a unos cuantos metros de cruzar.

cuando por fin logramos hacerlo, la primera parada fue en la thrifty para comprar chuchería y media, además de dólares. dos cajas de galletas con chispas de chocolate y fudge white chocolat, un paquete de chicotes de fresa, un bote de agua, uno de ponche, dos cajas de chicles distintos, un paquete de munchies (frituras combinadas, jajaja), dos tablones de chocolate con caramelo enormes (nunca pensamos en que el calor hace que se derritan, así que los coloqué en la puerta con las ventanillas del aire acondicionado dándoles directo y tuvimos unos chocolates crujientes y deliciosos), una bolsa grande de papas barbecue, un pastelito de fresa y creo que nomás. y ya que nos atascamos de mandado nomás para sobrevivir en las dos horas de viaje, agarramos camino y a tragar se ha dicho!!!

manejó el adrián, pues yo me había drogado con miles de pastillas e inyecciones con dosis doble de ketorolaco, ibuprofeno y flurbuprofeno para el dolor de cólicos que traía desde un día antes. unos cólicos no evitarían mi gran travesía!!! yo lo acompañé con cantos, chistes, llamadas por teléfono y dándole a comer chucherías. las dos horas pasaron rápido y en menos de lo que pensábamos llegamos a san diego. el dilema aquí en ese momento era cómo llegar a la pizzería uno, la mejor pizzería de california. jill layton nos acompañó en todo momento: gracias a ella llegamos a la pizzería y gracias a ella pudimos haber llegado a ikea pero gracias a nosotros jamás dimos con ella. el caso es que la idea era ir a la target a comprar discos y a ikea a ver muebles, pero como no dimos con ikea nos histeriqueamos y decidimos irnos al estadio cox arena a buscar un buen lugar en el estacionamiento (porque buen lugar para el evento ya teníamos). el evento comenzaría a las 7:30pm, nosotros, tan ñoños, estábamos estacionados a las 6:00 pm. qué hicimos??? pues dormir. una hora muy rica de sueñito en el carro antes de entrar al magno evento. por fin nos levantamos y todos dormidos nos fuimos a subir escaleras y más escaleras para poder llegar a la entrada del cox arena.

algunos personajes por aquí, mucha fila para las caras camisetas por allá, baño-baño-baño!!! un bote de agua para volver a drogarme, un pretzel con mostaza que no puede faltar en los conciertos gringos, más personajes, hombres-mujeres-bestias-quimeras a morir!!! y por fin entramos al estadio, el cual es cerrado a diferencia del home depot de los ángeles, aunque más, mucho más pequeño.

tocaba un grupo del que no supe el nombre, muuuy bueno, una rola instrumental entre orquestal y metalera que sonaba bastante bastante bien. un piano delicioso y sublime. pero era la última rola, se fueron y nos quedamos esperando, sentados comiendo pretzel y m&m´s. el adrián me había jurado y perjurado que no podían entrar cámaras, yo llevaba la mía por si las dudas pero en vista de su seguridad pues la dejé en el carro y decidimos usarla sólo antes de volver a chicali para tomarnos fotos en el hooters con las hooooooters!!! yo pregunté y pregunté y el adrián aseguró y aseguró, y que hasta en el boleto decía “no cameras” y yo lo creí… entramos al estadio y cámaras por aquí, cámaras por allá… gracias q¬¬p le pedí mi boleto (porque él los traía) y nada de “no cameras”, por ninguna parte decía “no cameras”!!!! noooooooooooo!!!!!!!!!!! y ya estaba frío afuera y los chilos de la muvi llegarían en cualquier momento!!! y le dije al adrián que fuera por la cámara y claro que me mandó a la goma!!! aaaahhh!!!! ni pex… así me quedé. L

8:30pm, salen, se acomdan súper rápido y los sonidos dulces y armoniosos, metálicos y deliciosos de the cure comienzan. una rola tras otra, tras otra, no descansos, nada, sólo un thank you de vez en cuando con ese delicioso acento inglés. whenever i´m alone with you… lullaby, pictures of you… oh, mi dios!!! regresé a los diez años, cuando existía solo yo en mi mundo (porque nadie me hablaba, no por diva) y me refugiaba en la música y los libros y the cure, que era música para los adultos jóvenes de ese tiempo (léase los de mi edad actual en esos entonces), me fascinaba y esa rola, una carta para elisa y close to me eran algunos de mis himnos.

fascination street nos llevó al clímax de just like heaven, siguiendo con boys don´t cry, lovecats, whi can´t i be you, hot hot hot!!!, plainsong, que fue el inicio…

tres horas de música y pasional voz, idéntica a la que escuchaba en mi grabadora morada de hace veinte años. salieron del escenario una vez, volvieron. salieron una vez más, media hora después y volvieron con close to me. salieron una vez más y por tercera ocasión regresaron al escenario y pensábamos el adrián y yo que era para cerrar con friday, i´m in love, pero noooo!!! sólo faltó esa!!! y qué importa??? just like heaven, lullaby y close to me lo valen todo, la desvelada, los cólicos, la perdida por no encontrar ikea, la falta de hooters.

a las doce de la noche regresábamos. antes de salir de san diego llegamos por gota y decidí tomar un red bull para no dormirme y dejar al adrián solo manejando, para que no se durmiera en realidad y muriéramos por allí. no manches!!! no vuelvo a tomar esa cosa!!! no me sirvió de nada bueno, el sueño se incrementó, me quedaba dormida hablando, el adrián de repente me preguntaba de qué estaba hablando porque yo decía incoherencias, pues, de lo dormida que estaba!!! y lo único que logré con eso fue un dolor de riñones que a dos días de eso me sigue molestando!!! deberían estar prohibidas esas cosas!!!

esa fue la travesía, un poco improvisaba en realidad pues yo ni lo traía en la mente. un día antes pedí permiso para salirme del trabajo y ese mismo día andaba planeando mis actividades. pero bueno, bueno bueno, esas tres horas de concierto, de una cara blanca rodeada de mechones negros y voz armoniosa y música ochentena y buenos recuerdos, sí que valen eso y más!!!
pd. el smith está bien gordis, pero por más viejo y feo que esté sigue siendo taaaan sexy!!! debe ser esa lengua inglesa combinada con gemiditos perdidos por allí...
pd2. la foto del inicio, obvio, no es mía. me la robé de la interné.